domingo, 14 de octubre de 2007

CAMBIO DE PAÑOS Y LIMPIEZA DE RESTOS FUNERARIOS


POR: Fernando KUK CAAMAL.

Durante estos últimos días se ha visto un gran movimiento en los camposantos, en donde los familiares de los que yacen en estos lugares sacros realizan una serie de actividades concernientes a los preparativos para el día de muertos o “hanal pixan”, una tradición milenaria que se ha transmitido de generación en generación.

En estos días –del 31 de octubre al 2 de noviembre- se celebra el día de los muertos, o como se conoce en el camino real “los finados”, en donde se realizan diversas actividades como los altares de hanal pixan, en donde se colocan ricas viandas que gustaban los que se nos adelantaron al viaje sin retorno. Resaltando el ritual del cambio de paños y la limpieza de los restos funerarios.

El culto a los muertos siempre ha existido en todas las culturas, pues el ser humano siempre ha realizado ceremonias en su honor, los cuales son tan antiguos como la humanidad misma.

En nuestra región, como en los diferentes pueblos y épocas se ha tenido la creencia de que al morir el alma deja el cuerpo para dirigirse a un lugar destinado para este fin. La muerte como fenómeno es un hecho incontrovertible, pues todo ser biológico transita por los cuatro pasos que le son propios: nacer, crecer, reproducirse y morir.

En los cementerios del camino real se tiene la costumbre de exponer las osamentas en osarios, los restos óseos son dispuestos dentro de cajas de madera o metal, en este orden: Primero se colocan los huesos largos, luego las costillas, los huesos cortos y planos, así como situar el cráneo con o sin mandíbula encima de todo. El cabello que en ocasiones se conserva, es acomodado encima de la frente.

También es costumbre que al término de tres años de estar sepultado a un difunto, se emprende la exhumación de los cuerpos ya sea por razones de espacio o para hacer lugar para otros; luego se depositan en las cajas mencionados anteriormente.

En algunos lugares permanecen cerrados; en otras como en el caso de la villa de Pomuch están abiertos para permitir que les llegue el aire y el sol a los difuntos.

En la villa de Pomuch, en el día de los difuntos al igual que para otros días, tales como el mes de abril ( en los días de la feria anual) o mayo ( día de las madres), incluyendo los días en que se conmemoran los aniversarios luctuosos, se tiene por costumbre de acudir al cementerio a limpiar, desyerbar y pintar los osarios, pero lo más importante del acto de acudir al camposanto es el ritual del cambio de paños y la limpieza de los restos.

Este ritual consiste según se ha podido observar, en reemplazar el paño viejo usado durante el año en la protección de los restos dentro de las cajas con unos nuevos.

La limpieza de los restos consiste en limpiar los huesos, quitándoles el polvo que ha acumulado a lo largo del año, con el mismo paño viejo y colocarlos de nuevo en sus cajas, previa colocación del paño nuevo.

Este acto lo puede realizar cualquier miembro de la familia, mientras unos limpian los huesos, los demás hacen alguna otra actividad: como cambiar el agua y las flores, poner nuevas veladoras, arreglar y pintar el osario o desyerbar alrededor del mismo.

De esta manera se puede observar que ni el paso del tiempo, ni las influencias de otras culturas han podido hacer que se olviden nuestras costumbres que nos han legado nuestros antepasados. Y se han mantenido a través del tiempo, por lo que se debe de realizar acciones para que se rescaten y prevalezcan para las futuras generaciones.